Albacete vuelve a ser noticia en el panorama eólico, tanto nacional como internacional. Y vuelve a ser noticia porque una empresa cuya sede central está en la capital -y que opera en los cuatro continentes-, Ingeteam, está trabajando desde hace más de un año y medio -en concreto desde julio del 2012- en la investigación de técnicas avanzadas de deshielo y prevención de la acumulación de nieve en las palas de los aerogeneradores. Trabaja en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), con el banco de pruebas que hay en el Campus de Ciudad Real, y el fin último de esta investigación no es otro que evitar las paradas incontroladas de los también conocidos como molinos de viento a las que dan lugar condiciones meteorológicas adversas, con las consiguientes pérdidas tanto económicas como energéticas, además de otros deterioros internos.
Un estudio realizado por Ingeteam Service detectó que en 517 aerogeneradores con potencia instalada de 682 MW se perdieron exclusivamente por el hielo en palas, 18.966 MWh en 29 meses. Si este cálculo se extrapola a nivel nacional, con más de 21.000 MW instalados, el resultado que se obtiene es que en este mismo intervalo de tiempo las paradas equivaldrían a más de 550 GWH de pérdida de producción -el consumo de 200.000 hogares-, y por tanto alrededor de unos 45 millones de euros.
El proyecto, denominado Icingblade, que incluye también un estudio de los componentes de los aerogeneradores, encaminado igualmente a dar una mayor rentabilidad al aparato en sí, cuenta con un presupuesto de medio millón de euros y está financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad con cargo a los Fondos Feder dentro de su convocatoria Innpacto 2012, siendo su fecha de finalización el 2015.
Tal y como recuerda José Enrique Camacho, responsable de I+D+i en Ingeteam, fue precisamente las demandas de sus clientes para actuar contra las pérdidas que tenían el origen de este proyecto que, hoy por hoy, está en fase de decidir cuál de las tres o cuatro tipologías que han estudiado es la más susceptible de implantación. Una vez elegida será cuando se proceda a hacer las consiguientes pruebas en los parques con el primer prototipo, algo que ocurrirá pasado el verano para, de esta manera, poder estar funcionando durante todo el invierno, pues es en esa época y no en otra cuando se podrá detectar si su funcionamiento es el esperado.
Y es que, apunta Francisco Polo, responsable de I+D+i -staff tecnológico de Ingeteam-, Icingblade parte de lo que bien puede calificarse como el diagnóstico, es decir, cómo sabe el propio aerogenerador que tiene hielo o cómo detecta la nieve acumulada, y es aquí en donde entra precisamente la novedad de la investigación albacetense, pues lo sabrá vía ultrasonidos a partir de unos sensores que se colocará en la propia pala, uno por cada una de las tres que conforman la estructura superior.
Pero es que, además, los sensores made in Albacete servirán para cualquier tipo de pala y de aerogenerador, con independencia de quien lo haya fabricado; sirva de ejemplo, que sólo en lo que es el territorio eólico albacetense uno puede encontrarse hasta 10 tipos diferentes de estos molinos de viento.  No obstante, no sólo los parques albacetenses son el destino potencial de los sensores que diseñe Ingeteam, sino todos, con independencia de dónde estén ubicados, incluidos los que están en mar, en los cuales, dadas las dificultades añadidas que conllevan de acceso, cobra una mayor importancia esta investigación encaminada a dar solución a un problema: que dejen de funcionar hasta que no se descongelen o la nieve no se haya derretido, que aún no está resuelto a pesar de los intentos que ha habido, en lo que respecta al menos a los aerogeneradores que ya están instalados.
Y es que la congelación no sólo supone un cese de su actividad en unos momentos en los que, además, en más de una ocasión el viento que sopla es más fuerte y por lo tanto más energético, sino que también puede conllevar peligro para los que estén en el parque por desprendimiento, al margen de los daños que el desequilibrio del rotor -el conjunto de las tres palas- y sus altas vibraciones pueden ocasionar a los componentes del tren de potencia de la turbina o de los efectos de endurecimiento que puede tener para con los lubricantes que hay en su interior.

Reparación.

Por ello no es de extrañar que más de un aerogenerador para arrancar de nuevo no sólo necesita de la mano de un profesional sino que también incluso tocará hacer más de una mejora.
Por último informar que Icingblade es una de las investigaciones eólicas que está llevando a cabo esta empresa albacetenses, también está Optimus que, bajo financiación de la Unión Europea, busca incrementar los niveles de fiabilidad actuales de las turbinas eólicas multi MW; Winddb, un diagnóstico predictivo del tren de potencia sin necesidad de realizar una parada del aerogenerador.

FUENTE: http://www.latribunadeciudadreal.es/noticia/ZC93925BD-F071-A799-01EA2B2939F06198/20140331/punta/lanza/eolica